El calcio es un mineral crucial con múltiples funciones en el organismo. Su función más conocida es en la formación y el mantenimiento de huesos y dientes sólidos, contribuyendo a su fortaleza y densidad.
Además, el calcio juega un papel clave en la coagulación sanguínea, ayudando a estabilizar los componentes de la cascada de coagulación para prevenir hemorragias excesivas y facilitar la formación de coágulos.
Este mineral también es esencial para la contracción del corazón y de los músculos. Los iones de calcio participan en las reacciones químicas dentro de las fibras musculares, lo que permite que los músculos se contraigan y se relajen correctamente.
El calcio también es importante para el funcionamiento del cerebro, ya que las células nerviosas utilizan este mineral para enviar y recibir neurotransmisores, facilitando la comunicación entre las células nerviosas y el mantenimiento de funciones cerebrales normales.
Una deficiencia de calcio puede provocar problemas como debilidad muscular, alteraciones en la coagulación y pérdida de densidad ósea, aumentando el riesgo de fracturas y osteoporosis.