Vitamina D

La vitamina D es principalmente reconocida por su capacidad para mejorar la absorción de calcio y fósforo, minerales esenciales para el desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes fuertes, así como para un desarrollo muscular adecuado.

Además de su función en la salud ósea, la vitamina D es crucial para el sistema inmunológico. Participa en la respuesta inmune tanto innata como adaptativa, protegiendo al cuerpo contra infecciones y regulando la inflamación. Esta vitamina ayuda a reducir la inflamación crónica, que está relacionada con diversas enfermedades, incluidas las autoinmunes y cardiovasculares.

La vitamina D también juega un papel importante en la regulación de la presión arterial, contribuyendo así a la salud cardiovascular. Ayuda a mantener niveles adecuados de calcio en los músculos cardíacos y los vasos sanguíneos, lo cual es esencial para el correcto funcionamiento del corazón y la circulación sanguínea.

Investigaciones recientes sugieren que la vitamina D también puede tener efectos beneficiosos en la función cognitiva y la salud mental. Mantener niveles adecuados de esta vitamina se ha asociado con un menor riesgo de trastornos como la depresión y la ansiedad.